Hola a tod@s, ¿cómo estáis?, ¿cómo ha ido vuestra semana? Pues estrenemos mes, ya diciembre, como yo un nuevo libro, «Cuando nevó en el corazón», una historia que os conmoverá y os llegará al corazón, y que, aunque esté emplazada o localizada en época navideña, os aseguro que os emanará vida.
Vamos con el artículo, ya número 71 consecutivo, de mi blog personal: @elblogdejorgeesquirol.
Hay palabras que se buscan entre sí desde el principio de los tiempos. Justamente tres de ellas: mente, vibraciones y vida, parecen tener un hilo invisible que las une y que, sin embargo, muchos pasan por alto.
Hoy quiero detenerme ahí, en ese punto exacto en el que el pensamiento toca la energía, y la energía moldea la existencia. Porque, aunque algunos no lo sepan todavía, la vida vibra en la frecuencia en la que tú piensas o eliges.
Vivimos en un mundo saturado de estímulos, opiniones ajenas, pantallas que prometen respuestas rápidas y emociones con prisas, pero debajo de todo ese ruido late una verdad silenciosa, universal, inamovible: tu mente crea un campo vibratorio que atrae, transforma o distorsiona tu realidad. La ciencia lo susurra, la espiritualidad lo confirma, y la experiencia humana lo demuestra.
Vamos a abordar la mente, que es el origen de todo lo que somos.
La mente humana es mucho más que nuestros pensamientos que van y vienen. Yo lo considero un laboratorio complejo donde se mezclan pasado, presente y futuro, donde los recuerdos condicionan percepciones, donde los miedos se disfrazan de cautela y donde los sueños intentan abrirse paso, aunque los silencien las dudas propias de cada uno de nosotros.
Pero hay algo todavía que me gustaría reflexionar hoy junto a vosotros que es mucho más profundo:
La mente es la primera creadora de vibración.
Pensemos que cada idea tiene un pulso, cada recuerdo tiene una frecuencia y cada emoción tiene una intensidad.
Cuando nos sentimos tristes, nuestro mundo se vuelve gris no porque el mundo haya cambiado, sino porque tú has cambiado la forma de verlo. Cuando nos entusiasmamos, todo parece encajar como un puzle perfecto. Y cuando encontramos la paz y estamos en calma, hasta el propio caos se ordena.
Y, amig@s, queridos lectores, os aseguro que no es magia, es vibración.
Hablando de vibraciones, yo las considero como el idioma secreto de la existencia.
Todo vibra.
Y también, aunque suene a poesía o poético, no es poesía, es pura física.
Las vibraciones son la huella invisible de la energía, y nosotros, (lo queramos o no), somos emisores natos de energía y de una manera constante.
Tu voz vibra.
Tu corazón vibra.
Tu piel vibra.
Tus emociones vibran.
Y, por supuesto, tus pensamientos… también.
La pregunta más importante que hoy me gustaría compartir con vosotros no es si vibras, sino cómo vibras.
Porque vibrar en el miedo te encierra.
Vibrar en la culpa te debilita.
Vibrar en la duda te estanca, e incluso, en muchas ocasiones, te paraliza.
Pero vibrar en el amor, en la gratitud, en la consciencia…
os aseguro que nos y te expande.
Quien aprende a elevar su vibración empieza a atraer lo que antes creía imposible: personas afines, oportunidades que laten a su ritmo, caminos que se abren solos, sincronías que parecen milagros.
Y no son milagros.
Son frecuencias que por fin coinciden en un punto medio y estable.
Tener presente que la vida no te castiga ni te premia, la vida te responde, a tu manera de hablarla o, en este caso, de vivirla.
Responde a tu energía.
Responde a tu vibración.
Responde a tu visión interna del mundo.
La vida está en constante y permanente diálogo contigo cada segundo, en cada gesto, en cada silencio, en cada repetición, en cada coincidencia, y ese diálogo, casi siempre, surge desde lo que ocurre en tu mente.
Cuando cambias tu frecuencia interna, cambia tu guion externo.
Cuando eliges consciencia en vez de reacción, la vida se encarga de dirigirte a otro camino totalmente diferente.
Cuando decides pensar desde la abundancia, la vida deja de hablarte en escasez.
En uno de mis miles de lemas, mantras o como queráis llamarle, os quiero regalar este que llevo grabado a fuego:
«Todo empieza desde dentro… Siempre desde dentro»
Personalmente, hace ya años comprendí que en la conexión invisible entre mente, vibración y vida hay tres pilares que sostienen tu realidad:
- Lo que piensas.
- Lo que vibras.
- Lo que atraes.
Y los tres están profundamente entrelazados.
Pero, queridos amig@s, debemos tener siempre presente y claro que la mente piensa, la vibración emite y la vida responde, y tú eres el origen, y no y nunca el efecto.
Eres arquitectura y arquitecto.
Eres vibración y vibrador.
Eres vida siendo vivida y vida creando vida.
Por eso, cuando alguien se siente perdido, vacío o desconectado, no necesita nuevas metas, sino nuevos pensamientos, no necesita nuevas personas a su alrededor, lo que realmente necesita es variar su vibración.
Esto no conlleva a cambiar nuestra manera o forma de vivir, ni necesita una vida distinta, sino una frecuencia interna más alta.
Y os preguntaréis: ¿cómo elevar tu frecuencia y transformar tu realidad?
A esta pregunta no os quiero hablar desde el punto de la espiritualidad vacía. Hablo de un método sencillo, real, posible para cualquier persona:
- Observa tus pensamientos
El 80 % de lo que pensamos cada día es repetitivo.
El 90 % es inútil.
La excelencia empieza cuando tomas conciencia de ello. - Limpia tu vibración emocional
La vibración no miente.
Si sientes peso, hay algo que liberar.
Si sientes luz, estás alineado contigo mismo. - Habla con amor… incluso cuando no lo sientas realmente
Cada palabra es una frecuencia puesta en el aire. Hablar bien te eleva, y hablar mal te hunde. - Respira
La respiración es la manera más rápida de cambiar tu vibración sin hacer nada más. - Agradece
La gratitud transforma cualquier frecuencia baja en una frecuencia alta.
El que agradece vibra en abundancia.
Y lo que vibra en abundancia, atrae abundancia. - Si me permites un consejo, repite este mantra todos los días
«Mi mente crea… Mi energía vibra… y mi vida responde.»
Nuestra vibración es el legado que dejamos, las palabras se olvidan, las acciones caducan en el olvido mental de muchos.
Pero la vibración… la vibración permanece.
Tus hijos la sienten, tus amigos la perciben, tu entorno la reconoce.
Y el mundo… os aseguro que el mundo responde a ella.
Tened también en cuenta que no solo somos cuerpos que piensan, sino somos conciencias que vibran.
Y mientras más elevada es tu vibración, más humana será tu vida.
Hoy, con este capítulo 71, quiero dejarte una verdad que quizá nadie te explicó nunca:
«El poder más grande no está en cambiar lo que te rodea, sino en cambiar lo que vibra dentro de ti»
Tu mente es una antena.
Tu vibración es el mensaje.
Y tu vida es la respuesta.
Si quieres transformar tu destino, empieza por tu frecuencia.
Si quieres atraer amor, conviértete en amor.
Si quieres atraer paz, piensa desde la paz.
Si quieres atraer luz, vibra desde la luz.
Porque al final, todo lo que eres, todo lo que sientes, todo lo que atraes, todo lo que vives, es la consecuencia directa de un fenómeno invisible, sofisticado y profundamente poderoso:
La vibración de cada uno es la que crea nuestra vida o modo de vivir.
Y hoy, más que nunca, estás a tiempo de elevarla.
¡¡A por ello!!
Nos vemos el próximo viernes, Dios mediante.
Y recordad, a pesar de todos los problemas que nos ponga la vida…
«Sed muy felices, por favor»
Estéis donde estéis, en cualquier país del mundo,
Os abrazo.
Jorge Esquirol.
@elblogdejorgeesquirol






Un comentario
Excelente manera de explicar lo que notamos en nosotros y fuera y no sabemos lo que es…
Pongo un ejemplo para aclarar lo que digo: Imagina cuando se te trastoca un plan y haces algo distinto y de repente te das cuenta de que han sucedido una serie de hechos que te llevan a algo que has querido hace tiempo y que sin gastar ni un segundo de ti en planificarlo, eso ha ocurrido solo… y te preguntas: “¿Esto que es tan complejo de que ocurra, cómo ha podido pasar sin que yo haya tejido un plan concienzudo para que pase? Y…otras veces que, planificamos todo y va saliendo todo mal, cosa tras cosa, cuando lo normal es que si organizamos algo consigamos al menos parte o el total del objetivo que nos habíamos fijado… Y cortamos ese pensamiento de extrañeza respondiéndonos a nosotros mismos: “ha sido una casualidad”. Pero, yo me vuelvo a preguntar: “¿es normal que tantas casualidades concatenadas se den y que algo que deseábamos pase sin esforzarnos en que sea así?
Jorge, ahora, al leer tus palabras creo que he encontrado algo que me da una posible respuesta a esas preguntas que me hago, y corrígeme si me equivoco, pero creo que todos esos hechos pueden ir ligados en esa frecuencia, de la que hablas, y que siendo energía como somos vaya en armonía con nosotros, con nuestra mente, nuestros pensamientos y que lo interior, lo exterior y lo que ocurre en esa interrelación no sea una casualidad, ni magia, sino una realidad llamada vibra. Porque hemos logrado vibrar con todo eso en una misma frecuencia.
Muchas gracias, por un viernes más, de reflexión y de concienciación.