«Cajas que aún no he abierto»

«Cajas que aún no he abierto»

Hola a tod@s, ¿cómo estáis? Pues estrenamos mes, agosto de 2025, verano en algunas partes del mundo, invierno en otras, desde donde me leéis y seguís, sea como sea, espero y deseo que este mes sea maravilloso para todos y cada uno de vosotros.

Hoy vengo con un capítulo/artículo, quizá melancólico, pero lleno de verdad, sensaciones personales, que como siempre quiero compartir con vosotros.

El otro día me percaté, en autoanálisis de mí mismo, que hay cajas que no solo contienen cosas, sino tiempo, silencios, personas e instantes que ya no volverán, y en mi caso, hay muchas de esas. Las he ido acumulando con cada mudanza, con cada cambio de vida, con cada intento de seguir adelante cuando lo único que quería era quedarme quieto, en paz, aunque fuera un rato más.

No soy de los que viajan ligero de equipaje, aunque lo parezca, aunque haya viajado demasiado, me haya mudado más veces de las que puedo contar, hay algo que siempre me acompaña, y son esas cajas que aún no he abierto.

Están en un trastero, como esperando que yo también me atreva a entrar del todo en mí mismo y tener la valentía suficiente para poder abrirlas.

Algunas llevan mi nombre escrito a rotulador, otras, simplemente, están selladas con un tipo de cinta que ya no venden, decolorada y amarillenta por el paso del tiempo y deshilachada por los años. Sé y soy consciente de qué hay dentro de algunas de ellas; de otras, ni me acuerdo, o quizá mi memoria nostálgica no lo quiera recordar, pero todas comparten un peso que va más allá de lo físico.

Las cajas que aún no he abierto no solo guardan cosas, objetos u otros enseres…

Guardan despedidas.

Las mudanzas duelen más cuando alguien ya no te espera.

Perder a mis padres, a mi familia más querida, fue como si alguien hubiera decidido apagar de golpe una parte del mapa donde yo solía volver a casa. Ya no hay llamadas ni besos de buenos días y buenas noches a diario, ya no hay abrazos al llegar a casa de vuelta de mis continuos viajes. Esas cajas…
Esas cajas que aún no he abierto… son, quizás, lo más parecido que me queda a la voz de mi madre, al olor de su cocina, al silencio cómplice de mi padre viendo la tele sin mirarla con un libro en sus manos.

Hay varias cajas que llevan escritas una sola palabra: «Papá». No sé realmente quién la etiquetó, tal vez yo o, quizá, tal vez alguien ayudando a embalar con delicadeza algo tan frágil como una historia familiar y de hogar. Dentro debe de haber corbatas, fotos, libros, papeles que solo él sabía por qué guardaba, y sobre todo recuerdos compartidos de mi infancia, adolescencia y vida.

En muchas ocasiones he estado tentado de tener el coraje de abrirla, pero siempre ha habido algo interno en mí que me ha dicho: «Hoy no es el día, Jorge».

En cada intento, hay algo que me detiene, como si al romper el precinto rompiera también algo dentro de mí que aún necesita seguir intacto y en lo que seguir creyendo.

Hay otra caja sin nombre. Sé que es de mi madre porque huele a ella, no me preguntes cómo, pero lo sé y quizá lo puedas deducir tú también y lo sabes: hay olores que no necesitan aprobación ni confirmación de nadie. Dentro deben de estar sus cartas, quizás su perfume, mi pelo rizado de pequeño, mis primeros dientes de leche que se me cayeron de niño, fotos de mi hermanita (que D.E.P.) o aquel cuaderno donde apuntaba cosas que no quería olvidar. Ella lo escribía todo, como si supiera que algún día alguien necesitaría encontrarla en sus propias palabras.

Y luego están las otras, las que son mías, el humilde legado de mi vida: los álbumes de fotos, las cartas que nunca envié, las entradas de cine o teatro de cuando aún creía en el amor como en las películas, los objetos sin valor económico, pero con un valor emocional que te deja sin aire cuando los miras.

Hay una caja que tiene escrito: «NO ABRIR EN DÍAS TRISTES». Recuerdo que lo escribí yo, con mayúsculas y en rotulador rojo, y cada vez que estoy triste, me acuerdo de esa caja, y no la abro, siguiendo mi propia ley y sobre todo por respeto a mí mismo, porque sé que dentro está todo lo que podría terminar de romperme… o es posible de salvarme o despertarme.

Las cajas que aún no he abierto son también parte de mi forma de vivir el duelo.

No hace falta llorar todos los días para estar de luto, no pasa ni un minuto del día en que no me acuerde de mi familia perdida, pero a veces el duelo se vive en aplazar, en posponer, en no mirar, en protegerse de lo que te puede llevar a un abismo de emociones que no te pueden hacer más que afectar negativamente, aunque los recuerdos sean positivos. Curiosa la controversia, ¿cierto?

Llegué a la conclusión que mi manera era dándome permiso a ratitos, como cuando uno entra en el mar de a poco, primero los pies, luego las piernas… hasta que te acostumbras al frío y el agua deja de ser impactante y se convierte en un baño refrescante y agradable.

He aprendido a no tener prisa en mi vida, y menos con el dolor, a dejar que las cosas se acomoden por dentro y las interiorice antes de ponerles nombre, y esas cajas de las que os hablo… siguen ahí, me recuerdan cada día quién fui, por qué he llegado aquí, a este preciso instante que os estoy escribiendo, a quién quise y amé profundamente, y, sobre todo, esas cajas, o su contenido, me recuerdan lo que aún no estoy listo para dejar ir o soltar de mi vida: mi tristeza, añoranza o recuerdos.

A veces me pregunto qué pasaría si un día las abriera todas.

¿Lloraría hasta quedarme sin lágrimas?, ¿sonreiría al ver fotos que ya olvidé?, ¿me reconciliaría con algo de mí que aún juzgo en silencio?, o simplemente me sentaría en el suelo, rodeado de objetos y de pasado, sin saber muy bien qué hacer con tantos y tantos momentos en forma de un pasado inexistente pero aún demasiado vivo en mí.

Quizá un día lo haga, sin anunciarlo, sin un ritual prestablecido, un día cualquiera, entre semana, después de comprar el pan o antes de una reunión sin importancia, en un rato libre…

Porque así es como ocurren las cosas que de verdad nos mueven, cuando no las planeamos.

Hasta entonces, esas cajas fueron, son y serán parte de mí, como lo es el silencio, como lo son las cosas que no digo, como lo son los abrazos que no di a su debido tiempo y las palabras que se quedaron en mí esperando salir, y que nunca pronuncié.

Este, mi blog personal: @elblogdejorgeesquirol, en parte, es también una caja. La abro cada viernes, sin saber del todo qué habrá dentro, y escribo, con sentimientos y sobre todo con verdad, para recordarme, para cerciorarme de que sigo vivo, para agradecerme y, sobre todo, para sentirme un poco más acompañado, para no olvidar, y quizá, también, para ir preparándome para ese momento en que me atreva, por fin, a abrir aquellas otras, que me están esperando desde hace demasiado tiempo.

Si tú también tienes cajas que no has abierto, no te juzgues. Cada uno tiene su tiempo, su duelo, su forma de guardar, su personalidad, y sobre todo su manera de ser y existir. Lo importante no es cuándo las abras, sino que sepas que están ahí, y que un día, cuando estés listo, lo harás.

Y si no… tampoco pasa nada.

Porque hay amores que no necesitan desempolvarse para seguir vivos, y hay recuerdos que se conservan mejor cuando no se tocan.

Las cajas que aún no he abierto no están olvidadas.

Están esperando, como tantas otras cosas dentro de mí.

Y tal vez, cuando al fin lo haga, me encuentre con mi verdadero yo, o me despida, o simplemente me abrace.

Pero por ahora… ahí siguen, esperando mi momento.

Hoy más que nunca, os pido que nunca cambiéis, que sigáis luchando por vuestras metas, por un mundo más bonito y que nunca perdáis vuestra esencia, porque sois realmente maravillosos.

Y no olvidéis, «sed muy felices, por favor».

Os abrazo y os quiero.

Jorge Esquirol
@elblogdejorgeesquirol

Posdata:

El sábado pasado, viví un momento extraordinario, de una conexión profunda y mágica, en la entrevista que me hicieron en Colombia, Milena de Milena Medina en conexión con Metanoia Radio TV, de México.

Gracias a todos los que los seguisteis en directo, de países como Panamá, Chile, USA y los ya citados, Colombia y México.

Gracias, compañera y amiga, Milena de Medina, porque no tienes ni cielo ni techo, y a usted, D. Raúl Hernández, director de Metanoia Radio TV, millones de gracias por su grandeza que va acorde a la de Milena. Espero de corazón vernos pronto.

Si no lo visteis en directo, podéis ver la entrevista en esta mi web:
www.jorgeesquirol.com,
en la pestaña medios.

Y ya sin más, a todo mi equipo, gracias por estar, cada minuto, a mi lado. El tour literario de mi segundo libro editorial, «La Pirámide del Alma», prosigue teniendo su tercera parada (tras las dos primeras paradas en el ILC de León y la Antigua Escuela de Comercio de Gijón) y única en agosto, el día 5 en Villablino. A partir de septiembre: Salamanca, Burgos, Huesca, Barcelona… y tras cumplir mis compromisos en España, en el horizonte me espera mi querido México y algunos países más de América Latina y USA. Y no os perdáis las noticias que van a venir porque esta gira o tour literario también recalará en Londres e Irlanda.

Vienen muchas novedades para después de verano. En septiembre empiezo con mi columna mensual, «El Rincón Bohemio, de Jorge Esquirol», en la maravillosa revista “Arte & Más”. Mi gran equipo audiovisual de Cotilla Films está preparando una novedad que seguro os sorprenderá y espero seguir contando con vosotros, que siempre estáis y no os olvidéis de subscribiros a mis canales oficiales y a esta mi web, de forma totalmente gratuita.

Feliz viernes, fin de semana y, sobre todo, Feliz Mes de Agosto.
Jorge Esquirol.

4 respuestas

  1. Gracias por hacerme buscar entre mis recuerdos.
    Yo también tengo cajas que aún no he podido abrir y espero encontrar pronto el coraje para hacerlo.
    Bonito texto. Enhorabuena!

  2. Que bonito y profundo lo que escribes. Todos tenemos esas cajas de las que hablas, yo mismo las tengo. Algunas físicas pero también otras muchas cajas se encuentran en cerradas en una parte de mí cerebro, o quizás en el corazón. Esperando ser abiertas en cualquier momento.
    Un abrazo amigo

  3. Jorge, sin palabras por la sinceridad de tus palabras y por mostrarnos esos pensamientos tuyos tan íntimos.
    Esas cajas de las que hablas, guardan cosas muy valiosas, los objetos presentes en aquellos
    momentos de tu vida vividos y compartidos con quienes más querías y que por desgracia ya abandonaron este espacio terrenal… En ellas está lo fisico, lo que puedes ver y tocar, pero la esencia de todo eso vivido y compartido con ellos está guardado en una única caja que las engloba a todas y que encierra mucho más, hablo de tu propio ser, caja en la que diariamente vives y sientes. Y hay más aún, porque es más esencia que materia y que es todo aquello que entrelazado te ha convertido en la persona que eres hoy. Cierto es que no hay que forzar las situaciones,pero también sé, que a las cosas pendientes les llega antes o después su turno y estoy segura de que sabrás cuándo ha llegado el momento de abrir cada una de ellas porque sentirás la necesidad de hacerlo y no tendrás duda de cuál será en cada preciso momento. Cuando lo hagas,que sea sin prisa, tómate tu tiempo y revive esos recuerdos que te lleguen al tocar los objetos con tus manos, visualizarlos con tus ojos y déjate envolver por esas sensaciones que rercorrerán todo tu cuerpo, pues aquellos momentos volverán a tí, más vivos que nunca porque estarás recibiendo su energía . Deja que todo fluya. Si precisas de llorar, llora, si es de reir, rie y así con cada intensa emoción que percibas.
    Acepta todo lo que te venga y verás como ello te transforma y te hace crecer y sanar.
    Un abrazo, amigo y gracias por compartir esto tan profundo,que nos has hecho visible al resto de esta comunidad que formamos y dónde nos aportas tanto a nosotros semana tras semana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PACK 2 LIBROS / 28€
🌟REFLEXIÓN & ALMA 🌟

Lo último del blog

PACK 2 LIBROS / 28€
🌟REFLEXIÓN & ALMA 🌟

No hay ninguna forma de pago conectada. Contacta con el vendedor.

Déjate tocar por las palabras y el alma de Jorge Esquirol con este pack único que une sus dos obras más íntimas y transformadoras: 

📚 Incluye:

✔️ Te regalo mis pensamientos – Un viaje poético y emocional que abraza el dolor, la pérdida y la esperanza.
✔️ La pirámide del alma – Una obra introspectiva que invita a conocerte, reconstruirte y avanzar desde lo más profundo de ti mismo.

🎁 Pack exclusivo de autor por solo 28 € (precio especial frente a los 34 € habituales).

Llévate ambos libros con dedicatoria personalizada y sumérgete en una experiencia literaria que transforma, consuela y despierta. Ideal para regalar… o regalarte.