«Gracias por nada… y por todo»

«Gracias por nada… y por todo»

Bienvenidos, a este mi capítulo número 45, de mi blog o comunidad llamada: @elblogdejorgeesquirol.

Hoy me he detenido.
He frenado la marcha.
He dejado a un lado los planes, los números, las estrategias, los «tengo que» y los «debería».
Hoy he querido solo respirar, observar, escuchar… y agradecer.

Esta mañana, varios mensajes llegaron a mi bandeja de entrada. Personas que no conozco en persona, pero que me han hecho sentir profundamente acompañado, me hablaban de mi podcast, «Tu Motivación es mi Meta», y me agradecían, me daban las gracias por las palabras, por la compañía, por el corazón, me decían que les ayuda, que les toca, que les salva, que les da paz (eso lo digo por ti, Jose).

Y una de esas personas escribió algo que me hizo parpadear más lento y respirar más hondo: «No entiendo cómo este podcast no llega a más gente. A mí me está ayudando muchísimo».

Y sí, yo también me lo he preguntado muchas veces. ¿Por qué no llega más? ¿Por qué no explota? ¿Por qué algo que nace del alma, que cuido, que mimo, que entrego con tanta verdad, aún no llega tan lejos como me gustaría?

Pero justo hoy, gracias a ese mensaje, lo he comprendido mejor. Porque no se trata de cantidad, se trata de conexión y de que la calidad o la verdad no sirve, solo la vanidad y los “cotorreos”.

No se trata de ruido, se trata de verdad.

No se trata de figurar, se trata de sostener.

No todo lo que brilla está vivo, y no todo lo que está vivo brilla a primera vista.

Cada persona que escucha el podcast y lo siente como suyo, es una luz encendida en este mundo a veces tan oscuro, y cada mensaje recibido es un eco que me dice: «sigue, estás en el camino». Y en los caminos verdaderos, no hay prisa, sigo teniendo paso firme, pongo mi alma y mi propósito.

Hoy, más que nunca, he sentido el poder de la gratitud, y no como el concepto bonito o imaginario. No. Ha sido gratitud real, de esa que duele, de esa que atraviesa, de esa que te hace llorar sin saber si es de emoción, de cansancio o de plenitud.

Agradecer no solo por lo que viene, sino también por lo que no llega, por lo que aún no florece, por lo invisible, por lo pequeño, por lo que nadie ve, pero tú sí sientes.

Agradecer por las puertas cerradas, por los aplausos que no llegaron, por los likes que no aparecieron, por las veces que me escuché a mí mismo cuando nadie más lo hacía.

Porque en realidad, eso es lo que importa, eso es lo que queda.

Ni me importan los likes, ni la aprobación de nadie, solo me quedo con mi infatigable trabajo, y la satisfacción de un trabajo bien hecho a diario.

Pero estoy realmente agradecido, por lo malo y sobre todo con lo bueno.

Y hoy, desde esa misma gratitud profunda, quiero contarte que este mes de junio comienza algo que me llena de emoción y sentido: la Gira Literaria de mi libro La Pirámide del Alma.

Un viaje físico, sí, pero también espiritual, una travesía que me llevará a distintas ciudades, a diferentes lugares, a encontrarme cara a cara con personas como tú, que leen, que sienten, que buscan, que aún creen que la palabra puede sanar, despertar, transformar.

La Pirámide del Alma no es solo un libro, es un puente, un latido. Un susurro que nació en Yucatán, entre la selva y las piedras, entre lo ancestral y lo eterno, y que ahora quiere encontrarte, quiere acompañarte, quiere ser parte de tu proceso.

A partir de este mes, iré publicando en mi página web, www.jorgeesquirol.com, los lugares donde estaré, las fechas, los horarios, pero más allá de eso, lo que quiero compartir es una invitación: a que vengas, a que estés, a que sientas, a que no te lo pierdas, a que nos miremos y sepamos, sin palabras, que estamos en el mismo camino.

Y si no puedes venir, pero quieres estar, ya sabes dónde encontrarme: en mis emisiones de streaming, en directo, en mi podcast, en mis libros, en mi voz, en este blog, en las redes y sobre todo en mi corazón y mi alma.

Si algo de todo esto te ha tocado, te pido que lo compartas, no para mí, para quien lo necesite, para esa persona que hoy no sabe cómo seguir, que se siente sola, que cree que nadie la entiende.

Quizás tú seas el puente. Quizás este texto, este capítulo, este mensaje, sea la chispa que alguien estaba esperando.

Comparte, difunde, habla de ello, porque nunca sabes a quién puedes salvar con un simple gesto.

Y vuelve a leer esto cuando lo necesites, lento, con calma, en voz baja, una y otra vez.

«Agradecer no es rendirse.
Es rendirse ante lo que ya es.
Y desde ahí, seguir caminando.»

Yo sigo caminando.
Gracias por acompañarme.
Gracias por leerme.
Gracias, por nada… y por todo.

Jorge Esquirol.
@elblogdejorgeesquirol.